La Emperatriz Sisi y su suegra Sofía: el sufrimiento en Palacio.
La Archiduquesa Sofía de Baviera fue la madre del Emperador Francisco José I de Austria y hermana de Ludovica de Baviera. Isabel, conocida como Sisi, era hija de Ludovica y entonces, prima hermana del Emperador.
Ambas hermanas planeaban casar al Emperador con una de las hijas de Ludovica, quien había elegido a Elena, llamada Nené, sin embargo, cuando el Emperador conoció a Isabel, se enamoró de golpe y rápidamente ella de él.
Sisi no imaginaba que este amor traería grandes tormentos para su vida.
Lo primero, fue tener que renunciar a sus derechos dinásticos del Reino de Baviera, tener que dejar su vida campestre en familia y dejar su país y a su padre, ya que no fue ni siquiera invitado a la boda, por deseo de Sofía.
Isabel tenía sólo 16 años cuando se casó y se convirtió en Emperatriz de Austria.
Acostumbrada a la vida en el campo y sencilla con sus padres, donde jugaba con los hijos de los campesinos y nadie le decía Princesa o Alteza, ahora llegaba a un mundo completamente diferente, al menos así se lo explicaba el libro que su camarera le dio, donde explicaba todo lo referente a su boda y el protocolo.
El día de la boda, tras el largo desfile nupcial y el banquete, y toda la pompa de la Corte, Isabel no soportó más y se encerró en un cuarto a llorar. Su suegra, Sofía, la tacharía de caprichosa.
Después de la luna de miel, durante su primer cena en Palacio, Sisi llegó al banquete sin usar guantes, además, pidió cerveza en vez de vino. Sofía, molesta, le reprimió diciendo que "la cerveza no es bebida de una Emperatriz, al menos no en público, debe usar siempre guantes según la etiqueta, y no debe reírse sino solo sonreír", Sisi no se quedó callada y le respondió que así era ella y que no iba a cambiar, le gustara o no. Desde ahí, fue pública la disputa que estas dos mujeres llevaron durante toda su vida. Isabel comenzó a usar guantes y beber vino, pero en privado ella hacía lo que más le gustaba sin importar la crítica de su suegra, como montar a caballo, dar largos paseos y jugar con sus queridos perros y pericos. Mientras tanto, Sofía no dejaba de reprimirla con regaños que iban desde el tiempo en que hablaba con una dama, hasta la forma en que caminaba, saludaba y a quien no saludaba.
A las pocas semanas llegó el primer embarazo de Isabel, para lo que Sofía habló con su hijo el Emperador y le dijo que no era bueno que en el embarazo pasara tiempo con sus animales, "ya que es el tiempo en que la creatura adquiere su forma y no querrá que se parezca a alguno de sus pericos, lo mejor sería que se viera en un espejo o que vea tu retrato". Así que durante sus embarazos no pudo ni si quiera dejar pasar a sus queridos perros.
El alumbramiento del primer bebé, a los 17 años de edad de Sisi, fue de una niña, a la cual nombraron Sofía, en honor de la abuela, sin preguntar nada a Isabel. Después llegó la segunda niña, Gizela. La educación de las niñas estuvo a cargo de la Archiduquesa Sofía, quien poco tiempo dejaba ver a los niños a su madre, si Isabel quería verlos, tenía que subir una gran escalera y ester con ellos a solas solo 1 minuto. Esto, al poco tiempo, cansó a la Emperatriz, quien solicitó a su esposo que hablara con su madre y la dejara pasar más tiempos con sus hijos. El Emperador así lo haría y esta sería la primera vez que Francisco José le llevaría la contraria a su madre.
Está situación agravó la relación entre ambas mujeres, cosa que hacía llorar constantemente a Isabel. Sofía, en una de sus cartas a su hermana Ludovica, madre de Sisi, le dijo que "la niña se ve hermosa llorando".
Las disputas entre ambas mujeres terminarán cuando Sofía muera.
En el siguiente post del tema veremos los problemas que tuvieron con el pasar del tiempo, la muerte de las niñas, el distanciamiento de los emperadores y las enfermedades de la Emperatriz.
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